Los responsables del hallazgo del cocodrilo 'Duerosuchus piscator' depositan los fósiles en Salamanca y afirman que sabían que existía por estudios bioestadísticos
La pista sobre la existencia de una rara especie de cocodrilo, que tan sólo medía 1'60 metros frente a los cuatro o seis metros de otros cocodrilos se la habían dado la presencia de osteodermos, que es el recubrimiento que tienen los cocodrilos y otros animales, una especie de placa ósea exterior. "Los dientes se confundían con otras especies, pero había osteodermos que no pertenecían a ninguno de los géneros conocidos, entonces ya intuíamos que el registro fósil nos ocultaba un género nuevo de cocodrilo entre Corrales y Casaseca y tuvimos la suerte de encontrarlo, pero era tan escaso que no habíamos encontrado nada, es una cosa extrañísima, es un género raro y pensábamos que era imposible encontrar nada que no fueran dientes u osteodermos, pero hallamos el cráneo. Es un descubirmiento único que puede no repetirse en décadas", agrega el experto.
De hecho, hay que remontarse décadas para encontrar un hallazgo similar, el del cocodrilo conocido como Iberosuchus, que fue determinado en 1975. "Se trata de un cocodrilo corredor, porque era terrestre y tenía dientes en forma de sierra, cazaba a la carrera, y por su estructura ósea sabemos que eran carreras cortas", señala.
Por el contrario, el pequeño Duerosuchus piscator, era, como su nombre indica, pescador. "Tenían una dieta preferente de peces, pero no en exclusiva, eran cazadores oportunistas. El Duerosuchus tenía dientes adaptados a cazar piezas de pequeño tamaño y en esta zona en el Eoceno lo más abundante eran los peces, pero no hacía ascos a los insectos, que en la época alcanzaban de ocho a 10 centímetros, o a las ranas".
Una zona de fósiles

Y además... otra tortuga
Además de depositar al cocodrilo Duerosuchus en la Sala de las Tortugas, los dos colaboradores zamoranos han dejado hoy también otra pequeña joya, que fue encontrada en 2008. Se trata del primer caparazón entero de la tortuga Allaeochelys casasecai, puesto que hasta el momento sólo se había podido reconstruir a base de pequeños restos. Se trata de ejemplares que también corresponden al Eoceno y que se hallan en la misma zona, en este caso, el nombre lo indica: de Casaseca. Precisamente, las tortugas también formaban parte de la dieta de los cocodrilos. Emiliano Jiménez, responsable de la Sala de las Tortugas, ha explicado que en la actualidad, las especies de tortugas que se conocen tienen dos caparazones, aunque es un dato desconocido por la mayoría del público, pero en épocas remotas, sólo tenían uno y así eran "triturables" por parte de sus depredadores.