miércoles, 12 de mayo de 2010

Centenario Don Teodoro

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Delegación Diocesana de Medios de Comunicación Social             

Ref. 10059
El sacerdote diocesano Teodoro García cumple 100 años




El próximo sábado 15 de mayo, el obispo de Zamora presidirá la Misa de acción de gracias por el centenario del sacerdote diocesano Teodoro García González, canónigo emérito de la Catedral, nacido en Cazurra en 1910 y ordenado presbítero en 1935. La celebración será en el Convento de Santa Clara de Zamora a las 13 horas.

Zamora, 11/05/10. El pasado 10 de mayo el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, señalaba en su homilía de la festividad de San Juan de Ávila que “un motivo más para nuestra alegría en este mes de mayo es el centenario de uno de nuestros sacerdotes”. Se refería a Teodoro García González, que el próximo viernes 14 cumplirá 100 años de vida.

Con este motivo, la Diócesis, junto con su familia, ha organizado una Misa de acción de gracias, que tendrá lugar en el Convento de Santa Clara (c/Miguel de Unamuno), justamente la comunidad de religiosas clarisas de la que fue capellán, el próximo sábado 15 de mayo a las 13 horas.

Teodoro García González nació en la localidad zamorana de Cazurra el 14 de mayo de 1910, y fue ordenado sacerdote el 15 de junio de 1935. Además de sus estudios en el Seminario San Atilano, se licenció en Sagrada Teología y en Derecho Canónico en la Universidad de Salamanca en 1944, donde también hizo cursos de doctorado.

Sus labores pastorales han estado vinculadas a diversas parroquias de la Diócesis. Comenzó como coadjutor y después regente y ecónomo de Peleas de Arriba y Casaseca de Campeán. Tras cinco años en estas localidades, en 1940 pasó a ser ecónomo de El Cubo del Vino y encargado de Mayalde, de donde cesó para los estudios en la universidad salmantina.

Al regreso de su etapa académica, fue ecónomo de Pajares de la Lampreana, y más tarde, en 1952, fue nombrado profesor de Religión y de Francés del Seminario Menor “San Luis y San Victoriano” de Toro, y padre espiritual del centro, tarea que simultaneó con la capellanía de las Clarisas de Toro.

En 1956 pasó a ser coadjutor de la Parroquia de San Frontis de la capital, y capellán del Ayuntamiento. Cuatro años después fue nombrado capellán de las Clarisas de Zamora, y en 1967 entró en el Cabildo Catedral como beneficiado. Ese mismo año comenzó a ser Promotor de Justicia y Defensor del Vínculo del Tribunal Eclesiástico Diocesano. En 1979, además, fue elegido miembro del Consejo Diocesano de Administración.

En 1981 fue nombrado canónigo de la Catedral de Zamora, cargo del que es emérito desde su jubilación en el año 1985. Actualmente vive en una residencia de ancianos de Toro.

Recientemente ha sido entrevistado en la hoja diocesana Iglesia en Zamora, y entre otras cosas señalaba: “me considero un sacerdote sencillo, que debe dar gracias a Dios por haber llegado a los 100 años en un estado de salud del que no puedo quejarme para mi edad”. Alegre por toda una vida de servicio, afirmaba que ha valido la pena: “hoy si tuviera que volver a empezar lo volvería a hacer”.



ENTREVISTA A D. TEODORO GARCÍA GONZÁLEZ

Fuente: Iglesia en Zamora nº 96 (25/04/10). Autor: Enrique Rodríguez García



Teodoro García González (Cazurra, 1910), fue ordenado sacerdote en Zamora en 1935. Se licenció en Derecho Canónico en Salamanca, y comenzó su ministerio en la tierra del Vino, para pasar después al Pan, al Seminario Menor de Toro y a Zamora, donde fue canónigo de la Catedral.

- ¿Quién es don Teodoro García González?
- Ante todo me considero un sacerdote sencillo, que debe dar gracias a Dios por haber llegado a los 100 años en un estado de salud del que no puedo quejarme para mi edad.

- Usted fue formado en una manera concreta de ser sacerdote. ¿Cómo ve la evolución que ha tenido estos años la identidad presbiteral?
- Algunas cosas han cambiado, pero lo básico sigue igual, el sacerdocio sigue siendo una forma de servir a la Iglesia y a Dios, se trata de vivir para Dios. Hoy para los sacerdotes resulta más difícil conseguir que la gente no se aleje de la fe.

- ¿Cuáles han sido las grandes alegrías de su ministerio? ¿Por qué cosas, lugares o personas le da gracias a Dios?
- Puedo dar gracias a Dios por todo. Podría destacar como momentos que nunca olvidaré cuando canté misa, o también el reto de participar en la puesta en marcha del Seminario de Toro, y poder participar en la formación de tantos chicos, muchos de ellos hoy buenos sacerdotes. Cuando dejé el Seminario de Toro, el número de alumnos había ascendido ya considerablemente, me alegró mucho que aquello funcionara tan bien. También guardo muy buenos recuerdos de mi paso por las parroquias de los pueblos, donde a pesar del tiempo transcurrido me siguen recordando y demostrando su cariño.

- ¿Y las desilusiones o disgustos? ¿De qué se arrepiente, qué habría podido mejorar?
- Siempre hay momentos más difíciles, pero no he tenido ninguna desilusión notable. Sin embargo, uno siempre puede mejorar en casi todo.


- ¿Qué significó el Seminario en su vida?
- El Seminario es la semilla de mi sacerdocio, tengo buenos recuerdos especialmente de lo enriquecedor de la convivencia con los compañeros. Mi vuelta al Seminario ya siendo sacerdote fue en la puesta en marcha del Seminario Menor de Toro, donde estuve cuatro años. Recuerdo como anécdota  que me nombraron profesor de francés sin haber recibido nunca clases de francés, pero con trabajo y la ayuda de Dios pude hacer frente, creo que bien, pues nadie se dio cuenta…

- ¿Cómo ve la Diócesis de Zamora en la actualidad?
- La salud y, sobre todo, la pérdida de la audición, me han alejado de la vida diocesana desde  mi jubilación, pero sí que percibo que se progresa en dinamismo. Se prospera, pese a la reducción del número de sacerdotes, en las ganas e ilusión cada vez mayores que ponen cada uno de ellos.

- Para usted, desde su larga trayectoria sacerdotal, ¿qué es lo más importante en un cura?
- Lo más importante es el servicio al Señor, estar en contacto con Él.

- Después de tantos años, y mirando para atrás… ¿ha valido la pena?
- Después de tantos años, y vista la labor realizada, creo claramente que sí. Hoy si tuviera que volver a empezar lo volvería a hacer.

- Si ahora tuviera que animar a un joven que esté haciendo su discernimiento vocacional y valorando la posibilidad de ser sacerdote, ¿qué le diría?
- Primordialmente, que desprecie lo terreno y que siga la llamada del Señor. En esta sociedad, entre tanto ruido para los jóvenes se hace difícil escuchar al Señor, pero hay que tener valentía y saber oír y sobe todo escucharle y mantenerle presente en sus vidas.



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